Sigue adelante sin importar lo que pase

El siguiente post es una reflexión sobre la actitud, resiliencia, toma de decisiones, el soñar y trabajar además de atreverse a hacer lo que los demás desean, pero no se esfuerzan para conseguirlo, pero también la decepción que viene al confiar, querer y apoyar a personas sin escrúpulos. No me da pena decirlo, crecí en un barrio en Venezuela y desde que nací tuve que pelear para vivir (fui un bebé prematuro). Nada fue fácil creciendo, no tuve riquezas además de que la casa de mis padres era bastante humilde, sin embargo, siempre soñé salir de Venezuela desde muy temprana edad me puse a aprender inglés y a programar computadoras (Un poco de años después esto aún me apasiona). Eso de hacer “bullying” o que lo “troleen” a uno, no es nada nuevo, lo viví no sin mencionar que fui el “hazme reír” de muchos, porque no tenía nada, era sólo un loquito soñador. Por cosas del destino, plan divino de Dios o equis, trabajé y estudié perfeccionando las habilidades que tenía, y me llevaron a Australia en donde viví 14 años hasta que me trajeron a EE. UU. (hoy casualmente se cumplen 3 años desde que me vine de Australia).

He tenido la dicha de conocer a mucha gente y viajar (especialmente por trabajo), sin embargo, el muchacho del barrio sigue manteniendo su esencia. No se me han subido los humos, todos los días aprendo algo nuevo y me sigo equivocando… Equivocando, antes lo veía mal pero hoy día lo veo como aprendizaje, aún mucho más cuándo se trata de las personas, en mi caso particular, soy el tipo de persona que “quiere cambiar al mundo”, “acepta y valora a la gente” y quisiera que nadie sufriera o pasara trabajo; por ello, ofrezco mi apoyo, atención y cariño incondicional a aquellos que se ganan mi confianza. Soy muy reservado, por eso no me abro o doy con los demás fácilmente porque en muchas ocasiones me han decepcionado, abusado de mi confianza o simplemente no eran lo que decían ser, pero como dice mi papá “No le pares bola a eso, no puedes obligar te aprecien o valoren, mucho menos que te quieran”. Mi papá es el ser más práctico que conozco.

El evento más doloroso que he tenido que pasar fue la muerte de mi hermano Pedro en septiembre 2018, en realidad, casi me vuelvo loco. Me obsesioné con el caso, al punto que me trasnochaba investigando, haciendo ingeniería social y llamando gente en Costa Rica mientras era de madrugada en Australia. Cuando eso pasó, los ahorros de mi familia en Australia lo di a mis padres que estaba en Costa Rica para que expatriaran a mi hermano, ellos regresaran a Venezuela y le dieran sepultura a mi hermano. Al día siguiente, estaba trabajando como consultor independiente (contratista) me dijeron iban a cancelar el proyecto y que tenía un par de semanas para conseguir un nuevo proyecto, entonces sin hermano (que tenía 7 años sin ver, sin dinero pues se lo di a mis padres y casi sin empleo, llegué llorando a casa y me sentí como Job cuándo perdió todo; ese día comencé a ayunar y afortunadamente esa misma semana conseguí un proyecto por 3 años. Me recuerdo lloraba en mi escritorio mientras trabajaba cuando pensaba y recordaba a mi hermano, y después de un tiempo tuve que aceptar el hecho que todo en la vida es temporal y “lo único constante es el cambio” (Heráclito, 535-475 a.C.).

Sí todas las situaciones de ansiedad, stress, problemas no me han detenido, en realidad dudo que lo que otras personas digan, piensen o “crean que se han burlado de mi” me afecten. Hoy estoy donde estoy, no porque me lo hayan regalado o dado gratis, sino que nunca me he dado por vencido y he luchado hasta más no poder por alcanzar mis sueños. Sí alguien quizás llegó a pensar o creer que mis acciones y palabras no valen, además de que puedo ser fácilmente burlado, lo único que puedo decir… Acá estoy de una incubadora, al barrio y para el mundo y como decía mi abuela Regina “Pa’ lante es pa’llá”.